Salud materno infantil

Para la ciencia.
Los Estados Unidos tienen el gasto nacional más alto en atención médica, pero se ubican entre sus pares en mortalidad materno infantil, dos indicadores de la salud de un país. El 31% de las mujeres que quedarán embarazadas y darán a luz en los Estados Unidos se enfrentarán a complicaciones en el embarazo.[1] Las madres de raza negra tienen hasta seis veces más probabilidades de morir debido a complicaciones en el embarazo que las madres de raza blanca en todo el país.[2] Aproximadamente al 25% de las mujeres en los Estados Unidos no se le otorga la cantidad apropiada de visitas prenatales a un prestador de salud, pero el porcentaje es aún mayor entre las mujeres de raza negra (el 32%) y las mujeres nativas americanas o nativas de Alaska (el 41%).[3]

Para la acción.

Abogue por una formación destinada a combatir los prejuicios en la escuela de medicina. Aliente a los legisladores a aprobar leyes que creen una sociedad más equitativa y justa. Aborde el acceso a la atención prenatal y perinatal para madres y bebés en comunidades con atención de salud materna limitada. Amplíe el acceso al Programa Especial de Alimentos Suplementarios para Mujeres, Bebés y Niños (WIC, por sus siglas en inglés) y al Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés). Elimine los requisitos en cuanto a trabajo e ingresos que obstaculizan la atención prenatal y la mejora de la nutrición. Amplíe el programa Medicaid para mujeres embarazadas y niños. Abogue por programas que apoyen la lactancia materna. Trabaje para que los servicios de doula estén disponibles para todos los embarazos y nacimientos.

Para la salud.

Para abordar la mortalidad materna y combatirla, es preciso que abordemos la desigualdad en los ingresos y el racismo. Abogue por políticas que traten sobre las brechas en la salud materna y cree programas y fuentes de financiamiento para abordar las brechas en la atención, la educación, el acceso y los recursos. Brinde asistencia técnica y financiamiento para permitir que los estados creen sus propias juntas de revisión de la mortalidad relacionada con el embarazo.[4]

Para la justicia.

Reconozca el historial de actos lesivos que se han perpetuado contra las mujeres de color.[5] Analice el racismo como una causa de las desigualdades persistentes y trabaje para abordar el sesgo implícito en la atención materna.[6] Abogue por un acceso más equitativo a la educación, la atención médica y la movilidad económica para las comunidades de color.